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LA MUERTE DE LAS LENGUAS (III)

LA MUERTE DE LAS LENGUAS  (III)

Hoy domingo, continuamos con nuestra edicion semanal al respecto de las lenguas y la muerte de seis mil de ellas en el planeta.

SEIS MIL LENGUAS, UN PATRIMONIO EN PELIGRO

Ranka Bjeljac-Babic, catedrática e investigadora de psicología del lenguaje en la Universidad de Poitiers, Francia


De las conquistas coloniales a la mundialización

Lo que es una novedad, en cambio, es la rapidez con que perecen en la actualidad. Remontándonos en el tiempo, advertimos que la disminución de la diversidad lingüística se aceleró considerablemente a raíz de las conquistas coloniales europeas, que eliminaron al menos 15% de las lenguas habladas en esa época. Y, si en el curso de los tres últimos siglos Europa perdió unas diez, en Australia no quedan más que 20 de las 250 habladas a fines del siglo XVIII. En Brasil, 540 (o sea las tres cuartas partes) murieron desde que se inició la colonización portuguesa, en 1530.

El nacimiento de los Estados-nación, cuya unidad territorial estaba estrechamente ligada a su homogeneidad lingüística, también fue un factor decisivo de la consolidación de las lenguas adoptadas como nacionales y de la marginalización de las demás. Los gobiernos nacionales, en su marcado empeño por instaurar una lengua oficial en la educación, los medios de comunicación y la administración, procuraron deliberadamente eliminar las lenguas minoritarias.

Este proceso de homogeneización lingüística se reforzó con la industrialización y el progreso científico, que impusieron nuevos modos de comunicación, rápidos, sencillos y prácticos. La diversidad de idiomas fue considerada entonces como un obstáculo a los intercambios y a la difusión del saber. El monolingüismo pasó a ser un ideal. Es así como a finales del siglo XIX surgió la idea de una lengua universal (se pensó incluso en volver al latín), lo que dio lugar a una proliferación de lenguas artificiales. La primera de ellas fue el volapük, siendo el esperanto la que tuvo el éxito más resonante y la mayor longevidad.

En tiempos más recientes, la internacionalización de los mercados financieros, la difusión de la información por medios de comunicación electrónicos y los demás avatares de la mundialización han contribuido a acentuar las amenazas que pesaban ya sobre las lenguas “pequeñas”. Una lengua que no está en Internet es una lengua que casi “ha dejado de existir”. Queda al margen del “comercio”.
El ritmo de extinción de las lenguas ha alcanzado así proporciones sin precedentes en la historia: diez al año a escala mundial. Según los pronósticos más sombríos, 50% a 90% de las lenguas habladas hoy día morirán en el curso del presente siglo. Preservarlas es un asunto urgente.

Las consecuencias de la desaparición de las lenguas son graves en más de un sentido. En primer lugar, si nos tornáramos todos uniformemente monolingües, es posible que nuestro cerebro resultara afectado al punto de perder parte de su capacidad innata de creación lingüística. A continuación, todo intento de remontarse a los orígenes del lenguaje humano se volvería imposible y el misterio del “primer idioma” jamás se dilucidaría. Por último, con la muerte de cada lengua, un capítulo de la historia de la humanidad se cierra para siempre.

Fuente del cartel:
http://fardacho.blogia.com/

Fuente:
http://www.unesco.org/courier/2000_04/fr/doss01.htm

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