PLATAFORMA EN DEFENSA DEL FERROCARRIL
EL TREN: DOLOR Y ESPERANZA
El tren está cerca, está junto a los que habitamos las ciudades y es presencia familiar para muchos ciudadanos que viven en las pequeñas poblaciones del campo. El tren es instrumento, servicio, potencia matizada por la humildad bondadosa que tiene siempre aquello que es verdaderamente público lejos de esos esenciales vicios humanos que son el ansia de lucro y la acumulación de riqueza. El tren pasa y es visto como algo ya consustancial a muchos paisajes pues hace más de siglo y medio que está en los sitios y ese largo tiempo lo hace ser casi inmemorial como el río o como esa vieja iglesia que nunca se sabe cuando se construyó.
La vida ferroviaria es como algo que se da por aceptado, como aquello que, aunque no se utilice, debe estar ahí porque es como un requisito de civilización, por eso los accidentes o percances del tren son siempre percibidos como acontecimientos graves y las autoridades del momento se hacen presentes en ellos, cosa que no suele ocurrir ante la gran sangría de la carretera plenamente aceptada e incluso ya rutinaria.
El tren es complejo en sus comportamientos y presencias y es visto con esas variaciones que muestran sus distintos papeles a desempeñar esos servicios y funcionamientos que, al final constituyen un todo al que se asigna un campo conceptual determinado y fijo como a los cuarteles, los hospitales o los colegios, lugares y edificios cuyo comportamiento es absolutamente conocido por la sociedad.
El origen del tren es mercantil pues siempre estuvieron juntos el transporte y el comercio desde las galeras marinas hasta las recuas de mulas. Pero la evolución ferroviaria llevó a este modo de movilidad a convertirse en uno de los símbolos del servicio público y de la gestión no empresarial de los propios sistemas de apoyo a las colectividades. Al concluir la Segunda Guerra Mundial la práctica totalidad de las redes europeas estaban en manos de las respectivas Administraciones de los distintos Estados, y así ha continuado siendo hasta estos tiempos en los que la UE impone los modelos liberales que llevan hacia la privatización, es decir hacia los orígenes, hacia mediados de aquel siglo liberal que fue el XIX.
Dicen que ha llegado el fin de la Historia que, según parece, no debe confundirse con el famoso fin del mundo al que ni sabemos cuanto le queda, pero, como acabó la Historia, hay que retroceder y eso es la post-modernidad más moderna trabajar con los criterios de 1850 con Napoleón III en París e Isabel II en Madrid cuando el Marqués de Salamanca hacía fortuna con los franceses Pereire en la implantación de nuestra modesta red ferroviaria y.... después de perder muchas guerras nuestros trenes cayeron bajo el benéfico amparo del Estado que a esos efectos se hizo bautizar con el nombre de RENFE, algo que todos conocemos y que forma parte de nuestro color local tan amenazado por la globalización
LA LEY FUERA DE LA LEY
Los liberales que gobernaban o mejor dicho mandaban hasta la exageración desde el 96 hasta el 14 de marzo aprobaron una ley llamada del sector ferroviario, que es la regulación de la desregulación como manda eso que llaman europa que según parece es una CEOE a nivel continental. Hace más de medio siglo las empresas renegaban del tren y lo "encajaron" en el sector público porque aunque fuese necesario no era rentable. Tras el vuelco político de las últimas elecciones generales, hay que exigir al Gobierno entrante, que derogue la norma de noviembre de 2003 y promulgue una norma que mantenga y potencie los valores de servicio público que atesora el ferrocarril imitando las actitudes que predominan en la política francesa de transportes en la que el Estado debe garantizar y potenciar los valores sociales de los servicios de viajeros. Todo lo que la sociedad desea conservar aunque no lo sepa, pero si lo intuye. HAY QUE PONER ESA LEY FUERA DE LA LEY
EL DOLOR Y LA CERCANÍA
En Madrid allá por la dura posguerra, concretamente en 1947, fueron electrificados los tramos de vía Madrid - Ávila y Madrid - Segovia estableciéndose servicios con automotores eléctricos a cuyos servicios se les denomina como de las CERCANÍAS DE MADRID, que después se llamaron simplemente de cercanías, eran trenes de domingo de "ir a la Sierra", que en los inviernos, cuando había nieve, transportaban la ingenua algazara juvenil de aquellos tiempos. Pero las cercanías se transformaron en periferias y Madrid recibió el importante nombre de AREA METROPOLITANA y aquellas cercanías casi nacidas para la excursión festiva adquirieron la seriedad de los trasportes de trabajadores y de estudiantes en días laborables eran y son la red arterial, la estructura actuante del sistema de gran área urbana. Eran y son trenes de madrugadores de ida y vuelta de ese "casa-trabajo- casa" que se dice en el lenguaje profesional de los textos sobre transporte, donde la repetición puntual es la esencia del servicio. Es en sí mismo algo esencialmente seriu que aspira además legítimamente a ser seguro dentro de las humanas posibilidades.
Pero llegó un marzo casi en los viejos IDUS de los romanos y si Cesar no se salvó del crimen planificado con fines políticos, las gentes del 2004, tampoco. Roma vivió siempre bajo el signo de la guerra y fue grande en medio de inmensos sufrimientos de muchos seres humanos que entonces vivieron. Nosotros, que viajamos en el tren de cercanías, también estamos bajo el signo de la guerra permanente y en ella morimos, aunque el marco social de un "cercanías", no se parezca a lo que entendemos por campo de batalla, pero ¿donde se libra la guerra? Lo que de esto se sabe es muy poco, pero los muertos y los heridos si que son ciertos, esta es la gran ironía y la gran mentira de esta guerra de pocos soldados y muchos muertos en lugares indebidos e inesperados. Esto sí que es globalización más allá de la habitual pedantería de los cronistas mundiales de la economía-mundo.
Todos viajamos en las cercanías el tren que prolonga nuestro pasillo doméstico y diario, todos estamos heridos en el horror de una guerra de la que oíamos hablar y contra la que muchos, seguramente también comprendidos en la lista de fallecidos y de heridos graves protestamos con valor cívico desde hace un año, pero hemos caído en batalla indeseada.
Hay que defender a nuestro tren de dos fieros enemigos que son el liberalismo ecomomicista y depredador que organiza las guerras y de las propias guerras que nunca son nuestras ni, por supuesto, son del tren.
Para saber mas viaja hasta la plataforma en defensa del ferrocarril:
http://www.nodo50.org/plataformaferrocarril/
Y para ver los ferrocarriles españoles aqui te dejo una recopilación de videos de trenes realizados en el periodo Enero-Marzo de 2006 en Barcelona y Alrededores.
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