A primeros de noviembre nos escribieron dando una información sobre una cultura y un pueblo eslavo, pero con el correr de los tiempos se nos paso por alto y ahora la reproducimos desde el correo que nos enviaron.
He visto esta información en LA VANGUARDIA del 08/11/2006 y creo que te puede interesar para tu blog.
Salú,
enviado por Chesús
La minoría eslava del este de Alemania se debate entre el temor a la extinción y la confianza en un renacimiento
Los últimos sorabos
Los sorabos, que se autodenominan "el pueblo eslavo más pequeño del mundo", pugnan por su supervivencia. En los tiempos de la globalización muchos temen por el futuro de esta minoría que vive en el este de Alemania. Pero otros ven signos esperanzadores. Desde hace unos años, la enseñanza bilingüe empieza a afianzarse.
MARC BASSETS - Bautzen | Budysin. Corresponsal
Los cerca de 60.000 sorabos viven junto a las fronteras con Polonia y la República Checa. En esta región, dominar una lengua eslava, además del alemán, puede ser una ventaja
Creo que la próxima generación puede ser la última", se lamentaba un alumno.
- Muchos piensan: "¿De qué sirve nuestra lengua si después me iré a estudiar a Dresde o a otro lugar y ya no me servirá de nada"? - alertaba una compañera suya.
El pasado jueves no era un día cualquiera en el Sorbisches Gymnasium de Bautzen, un instituto de enseñanza secundaria en el que más de la mitad de las materias se imparten en sorabo, una lengua eslava que hablan unas decenas de miles de personas en Lusacia, la pequeña región del este de Alemania encajada entre Polonia y Chequia.
Dos políticos de Berlín - Cornelia Behm y Wolfgang Wieland, diputados de Los Verdes en el Bundestag- habían acudido de visita al instituto de Bautzen (Budysin en sorabo), una ciudad de 40.000 habitantes conocida por su mostaza, por tener dos prisiones de siniestra reputación en los tiempos de la República Democrática Alemana y por ser, junto a Cottbus, la capital de los sorabos.
Behm y Wieland participaron en un debate con alumnos. El objetivo del viaje era recoger quejas e inquietudes de los miembros de esta minoría desconocida por muchos, incluso en Alemania. Los sorabos han sobrevivido a todos los regímenes - el nacionalsocialismo, el comunismo...- y a los intentos de asimilación a la potente cultura alemana.
Ahora algunos, como los alumnos del Instituto Sorabo, temen que su cultura se extinga. El desempleo elevado obliga a muchos jóvenes a emigrar a Dresde, la capital más cercana, o al oeste de Alemania. Y en estas condiciones no es fácil conservar esta lengua que ha perdurado siglos y siglos.
En Bautzen, no se oye hablar sorabo. Es llamativo el contraste entre los carteles públicos, bilingües por ley, y la hegemonía del alemán en la calle. Ninguna tienda tiene carteles en sorabo, reducido a reclamo turístico.
Pero en algunos pueblos del norte de Bautzen - islotes católicos en la tierra de la Reforma- "es posible vivir en sorabo", explica Monika Gerdesowa, periodista de la programación soraba de la radiotelevisión pública regional. "En Grostwitz, mi pueblo, puedo hablar sorabo en la panadería, en la iglesia, en el ayuntamiento . En Bautzen somos pocos y nos conocemos", dice.
La comunidad soraba negocia actualmente con los gobiernos de los länder de Sajonia y Brandemburgo un nuevo paquete de ayuda financiera para su desarrollo cultural. ¿Respiración asistida para una lengua en trance de desaparecer?
"Las guarderías bilingües son una esperanza. Muchos alemanes llevan a sus hijos allí - afirma Benedikt Dyrlich, veterano activista sorabo y director del diario Serbske Nowiny-.El argumento para aprender sorabo ya no es la tradición, sino hablar dos lenguas. En esta zona ofrecen grandes oportunidades. Nosotros no tenemos problemas de comunicación con los eslavos".
Hay quien habla incluso de un "renacimiento sorabo". La etnóloga Cordula Ratajczak llegó a Bautzen desde el oeste de Alemania tras la caída del Muro. "Mi abuelo hablaba sorabo. Aprendió alemán a los siete años, en la escuela. Pero él decía: ´Yo soy alemán´. En aquella época no ser alemán era peligroso", explica. Cuando Ratajczak llegó a Lusacia, no hablaba ni una palabra de sorabo. Ahora habla con sus hijos - educados en escuelas bilingües- en alemán y en sorabo. "La generación de los abuelos hablaba a los hijos en alemán. Los nietos dicen: Queremos que nuestros hijos hablen las dos lenguas".
Fuente:
LA VANGUARDIA del 08/11/2006