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LA MUERTE DE LAS LENGUAS (III)

Diversidad cultural y biodiversidad

El plurilingüismo es el reflejo más fiel del multiculturalismo. La eliminación del primero acarreará inevitablemente la pérdida del segundo. Imponer un idioma —sea regional o internacional— a poblaciones cuya cultura y estilo de vida no se identifican con él es acallar la expresión de su genio colectivo. Las lenguas no sólo son el medio primordial de comunicación entre los seres humanos, sino que encarnan también la visión del mundo de sus hablantes, su imaginación, sus formas de trasmitir el saber. Pese a su parentesco, reflejan de manera diferente la realidad. Si tratamos de inventariar las palabras que existen en todos los idiomas y que tienen estrictamente el mismo sentido, se da uno cuenta de que hay a lo sumo 300, tales como yo, tú, nosotros, quien, que, no, todo, uno, dos, grande, largo, pequeño, mujer, hombre, comer, ver, oír, sol, luna, estrella, agua, fuego, caliente, frío, blanco, negro, noche, tierra…

El peligro que se cierne sobre el multilingüismo es análogo al que afecta a la biodiversidad. No sólo porque la gran mayoría de las lenguas son “especies” en vías de desaparición, sino también porque entre la diversidad biológica y la diversidad cultural existe un lazo intrínseco y causal. Al igual que las especies vegetales y animales, las lenguas en peligro son endémicas, o sea están confinadas a una región exigua. Más de 80% de los países donde existe una “megadiversidad” biológica forman parte de los que albergan el mayor número de lenguas endémicas. Esta correlación se explica por el hecho de que los grupos humanos, al adaptarse al entorno en que evolucionan, crean un conocimiento especial de su medio que se refleja en su lengua y, a menudo, únicamente en ésta. Gran parte de los recursos naturales en peligro sólo son conocidos actualmente por algunos pueblos cuyas lenguas se extinguen. Al morir, éstas se llevan consigo todo el saber tradicional sobre el medio ambiente.

En 1992 la Cumbre de Río creó dispositivos para luchar contra la reducción de la biodiversidad. Ha llegado la hora del “Río de las lenguas”. La toma de conciencia de la necesidad de proteger ese patrimonio surgió a mediados del siglo XX, cuando los derechos lingüísticos se integraron en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde entonces se han iniciado diversos proyectos internacionales a fin de salvaguardar lo que ahora se reconoce como patrimonio de la humanidad. Aunque no logren poner término al proceso de extinción de las lenguas, tienen el mérito de atenuarlo y de promover el plurilingüismo en el mundo.

http://www.unesco.org/courier/2000_04/fr/doss01.htm

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1 comentario

johnymepeino -

Es inútil. Monocultura y monolenguaje son los pilares del monopensamiento, también coñocido como pensamiento único.Además crea seres unívocos.

La resistencia no existe... por primera vez en la historia, por eso hablamos del final de la historia.